De madrugada buscando mi casa,
el alcohol llenaba mi cuerpo,
perdido en la ciudad.
Entré en un calle de personas estrañas,
el terror se apoderó de mi mente,
y comenzé a temblar.
Y se os vieron brillar,
el filo de la navaja.
La luna fué testigo,
como mi cuerpo sangraba.
Perros de la noche,
en los bolsillos no llevo nada,
no me quiteis, esa medalla
que era de mi madre del alma.
Y riendose de mi,
con la medalla jugaban,
y arrastrandome por el suelo,
entre dolor y rabia gritaba.
Perros de la noche,
que en los bolsillos no llevo nada,
no me quiteis, esa medalla
que era de mi madre del alma.
Entre tinieblas destrozaron la cera,
por esta calle no pasa ni un alma,
que a mi me pueda ayudar.
Me vino el recuerdo,
cuando entré en esa calle,
maldita sea mi hora,
cuando tube que pasar.
Y se os vieron brillar,
el filo de la navaja.
La luna fué testigo,
como mi cuerpo sangraba.
Perros de la noche,
en los bolsillos no llevo nada,
no me quiteis, esa medalla
que era de mi madre del alma.
Y riendose de mi,
con la medalla jugaban,
y arrastrandome por el suelo,
entre dolor y rabia gritaba.
Perros de la noche,
en los bolsillos no llevo nada,
no me quiteis, esa medalla
que era de mi madre del alma.
Y riendose de mi,
con la medalla jugaban,
y arrastrandome por el suelo,
entre dolor y rabia gritaba.
Perros de la noche,
en los bolsillos no llevo nada,
no me quiteis, esa medalla
que era de mi madre del alma.
Perros de la noche....
La medalla...
La medalla...