Qué dejas para mí más que despedidas. Qué quieres discutir si todo es rutina. No aprenderás a amar siendo un egoísta.
Si juegas a olvidar, no vuelvas pidiéndo justicia con mensajes ocultos y palabras gastadas siempre a media voz, que arañan mi alma.
Sabes que te quiero de toítas las maneras, pero tú a mí no me pidas que prometa, que prometa. Sabes que no olvido. Es la trampa que nos da el amor y no sé decir que no.
Jamás renunciaré a tu encuentro eterno. Jamás renunciaré a tu encuentro eterno.
He sido soñador de causas perdidas, he sido aquel bufón que siempre lloraba a escondidas. Es bueno sentarse a pensar en la orilla de la inspiración, desnudando el alba.
Sabes que te quiero de toítas las maneras, pero tú a mí no me pidas que prometa, que prometa. Sabes que no olvido. Es la trampa que nos da el amor y no sé decir que no.
Nos queda la distancia, el pedir perdón o el salir corriendo. Nos queda nuestro orgullo, la amistad o el adiós, o gritar que te quiero.
Sabes que te quiero de toítas las maneras, pero tú a mí no me pidas que prometa, que prometa. Sabes que no olvido. Es la trampa que nos da el amor y no sé decir que no.
Todo es más sencillo si me esperas y lo hablamos, que por mucho que madrugues, no amanecerá temprano. Borra los rencores que le impones a ese corazón donde siempre estuve yo.
Jamás renunciaré a tu encuentro eterno.