Venia saliendo la luna
mi querida me esperaba
me habían cuteado los verdes
en El Real de Santa Clara
pero traía buen caballo
me le pele a la cordada.
Ahí pase aquella noche
con la mujer que yo amaba
a las tres de la mañana
mi caballo relinchaba
había venteado el peligro
la casa tenían sitiada.
Yo le puse la montura
le subí un tiro a mi escuadra
mi querida abrió la puerta
y espero que yo ordenara
y en una nube de polvo
mi caballo me salvaba.
Les descargue mi pistola
eso lo hice de pasada
y les tumbe a tres rurales
y al jefe de la cordada
y me perdí entre los montes
subí a la ermita sagrada.
Por la sierra de Durango
el gobierno me buscaba
pero cambiaron de rumbo
pensando en una emboscada
sabían que ahí andaba cerca
la gente de Ignacio Parra.
Habíamos robado el pago
oro muy precipitado
en mulas lo trasladamos
a la ciudad de Camargo
y ahí mismo lo entregamos
a un gringo del otro lado.
Adiós Real de Santa Clara
Mapimi Lerdo y Durango
donde se oían retumbar
los cascos de mi caballo
adiós mi rancho querido
Panuco de Coronado.