Cirujano de los que operan al mundo, vendedor de sensaciones y glamour. Millonario de los que andan sin un duro, anacoreta por virtud.
Tibio poeta que hace rima del futuro, ama de llaves de la puerta del azar. Loco de atar con su camisa de once nudos, pañuelo de usar y tirar.
Uh, son cien vidas cambiando de rumbo. Uh, cien bombillas que se fundirán. Uh, hay cien horas para cien minutos, y una excusa para el ciego que ve oscuridad.
Cien días más, sólo sé, sólo si vivo. Cien días más, si todo pende de un hilo. Soy un mortal, soy vencedor y soy vencido. Cien días más, cien días más.
Pintor de los que inmortalizan ilusiones, comandante de aviones de papel. Espantapájaros con traje hecho a jirones, marqués de sade por merceo.
Delineante de los que dibujan sueños, zapatero con sandalias de cartón. Inventor de los que inventan sentimientos, caja de música sin voz
Uh, son cien vidas dentro de cien sobres. Uh, cien visados de cada lugar. Uh, hay cien notas para cien canciones, y una estrofa para el sordo que
quiere escuchar.
Cien días más, sólo sé, sólo si vivo. Cien días más, si todo pende de un hilo. Soy un mortal, soy vencedor y soy vencido. Cien días más, cien días más.
Y es mi fé la que hace estampa de oro en paño al cielo, cuando el miedo se debate con la indecisión.
Sigo viendo hojas caer, aunque no quiero hacerlo,
de esa flor que en mis cien vidas floreció, y al final se marchitó.
Cien días más, sólo sé, sólo si vivo. Cien días más, si todo pende de un hilo. Soy un mortal, soy vencedor y soy vencido. Cien días más, cien días más.