Desde tu frío mirar, contemplas mi anarquía, mi forma de hablar. Perdido en tu mirada, no sé reaccionar, se me consume el alma.
Yo acostumbrado a engañar, amnésica postura mi sinceridad. Sonrisa entre camisas, algún beso de más, algún beso de más. Dejándote admirar, ví el momento en el que te pude rondar y te perdí.
Si te vuelvo a ver, anidaré sin el permiso de tu piel. Si te vuelvo a ver, me olvidaré de las promesas del ayer. Y si te vuelvo a ver, jamás te perderé, si te vuelvo a ver.
Es más que inútil pensar que hay alguien que te observa y no puede escapar. Que un muro de grandeza
le cueste trepar entre tus ojos verdes, verdes como el limonar.
Que crece donde pisan tus pies al pasar, cuando se contonean por la madrugá, por la madrugá. Dejándote admirar, ví el momento en el que te pude rondar y te perdí.
Si te vuelvo a ver, anidaré sin el permiso de tu piel. Si te vuelvo a ver, anidaré sin el permiso de tu piel.
Si te vuelvo a ver, me olvidaré de las promesas del ayer. Y si te vuelvo a ver, jamás te perderé,
si te vuelvo a ver.
Si te vuelvo a ver, anidaré sin el permiso de tu piel. Si te vuelvo a ver, anidaré sin el permiso de tu piel.
Si te vuelvo a ver, me olvidaré de las promesas del ayer. Y si te vuelvo a ver, jamás te perderé,
si te vuelvo a ver.