Por verme sufrir, te has rencarnado en lodo para mí. Sin dejarme vivir, has controlado tus mentiras sin mí. Nada te abrirá mis puertas, nadie te dejará entrar. Tan sólo serás recuerdo al final.
Si me marcho o me olvido, no preguntes el porqué,
hoy reniego y condeno a todo el tiempo que fui
un mendigo de tus besos.
Cómplice del rencor, hoy debo encontrar mi vida sin tí. Crees que al huír, me olvidaré de todo aquello que viví.
El perfecto fin para la eterna agonía de sufrir.
Nada te abrirá mis puertas, nadie te dejará entrar.
Tan sólo serás recuerdo al final.