Padre nuestro que estás en el cielo,
Señor mío que me das la luz,
así reza en la iglesia, cuando todos están frente a él.
Padre mío no se lo que pasa,
creo que me ha llegado el amor,
así reza solo en su cuarto, cuando ella también se marcho.
En el nombre del Padre, le escribiré una carta,
en el nombre del hijo, que no podré tener,
el Espíritu Santo, me purifique el alma,
espero que así sea, que así sea, amén.
He leído mil veces la Biblia,
para dar nuevamente un sermón,
y no encuentro nada que me diga,
que a mi se me prohibí el amor.
Ha llegado una orden de arriba,
y no precisamente de Dios,
la que dice que debo marcharme,
por la imagen de la institución.