Letra de LoW, YiP



ARRIÉSGATE
YiP-LoW:

Gánalo, consíguelo, supéralo, compítelo, remóntalo, acábalo, machácalo, ridiculízalo, véngalo, anúlalo, rétalo, juégatelo, róbaselo, sácate el corazón, y apuéstatelo. Siéntete, mírate, obsérvate, acaríciate, sácate de ahí dentro, regístrate, háblate, enloquécete, saca todos los verdes, ahórrate, ganas de suicidarte, sin saber por qué, arriésgate.

Apostando, el mafioso sabía que se la estaba jugando, con la cabeza bien alta, él estaba arriesgando, las cartas sujetando, muy nervioso y sudando, las echa y otra partida en el mando. Negociando con los suyos, se libraba de ir hacia el trullo, cuyo mote era el Capullo, y no tenía estudios, quería ir con los suyos, sin hacerse ningún rasguño, luchando por tener territorio entre ladridos y arrullos. Cuando con la pasma choca, la gente le tenía respeto, vendiendo droga, le toca la coca loca, empezó con porros de china luego con marihuana, hasta que un día le ofrecieron una raya de farlopa. En una movida con los de su pandilla, con las pipas en los bolsillos, los amigos y chillan y chillan, los enemigos se arrodillan hasta que él no aguanta más y les rompe las costillas, con la rodilla y sin ninguna queja de chiquilla. Con 2 gramos de perica, su chica le replica que se la dé para sentirse más auténtica y energética, sin personalidad psíquica y con la cara más pálida y más absorbida que Michael Jackson después de su cirugía estética. Hacía agujeros en las barreras que le impedían relacionarse con la gente, normal y corriente, conscientemente él reflexionaba por lo que había hecho anteriormente, así siendo él el delincuente que mataba a personas inocentes, y al cabo de un mes con amenazas al presidente. No era creyente, pero llevaba colgantes, de crucifijos ignorantes que le hacían sentirse elegante, superior ante los principiantes y arrogante ante los más importantes, por un talante errante, gobernante y sobornante. El dinero del negocio le alcanzaba para cogerse un Lamborghini, unos BMW y hasta el más caro Mini, unos grandes ciegos de Martini en Martini, pero su alma era cada vez la más inverosímil. Creyó estar en el olvido, creyó ser el marginado, todo ello le llegó a hacer locuras del más alto grado, para llamar la atención, para avisar a todo humano, creyó que él es el mayor jefazo y que hasta hoy nadie lo ha superado. En el fondo es buena gente, es un ser inteligente, haber cuando se arrepiente de lo que hizo con su mente, igualmente se creía el gerente y el más inocente, y no sabe de que todos sus consejos homicidas mienten. Todo en apuestas se jugaba su credibilidad, su personalidad, la realidad no la reconocía y acabó sin amistad, sin nadie al que apoyar ni al que contar cómo se quedó sin alma, sin calma, sin sensibilidad. El fracaso en estudiar, y el fracaso en esforzarse, le hicieron una incapacidad inaguantable, con tal de matar, hacía cualquier cosa, hasta cortar con un sable la línea inseparable.

Gánalo, consíguelo, supéralo, compítelo, remóntalo, acábalo, machácalo, ridiculízalo, véngalo, anúlalo, rétalo, juégatelo, róbaselo, sácate el corazón, y apuéstatelo. Siéntete, mírate, obsérvate, acaríciate, sácate de ahí dentro, regístrate, háblate, enloquécete, saca todos los verdes, ahórrate, ganas de suicidarte, sin saber por qué, arriésgate.

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