Letra de Consejo de Oro, Héctor Lavoe



   Yo era un muchachito
    cuando murió mi viejo
    fue tanta la miseria
    que mi viejita y yo
    comíamos llorando
    el pan mugriente y duro
    que horas de miseria
    mi mano mendigó.

    Mi pobre viejecita
    lavando ropa ajena
    quebraba su espinazo
    al pie del tinajon
    por míseras monedas
    con qué calmar las penas
    las crueles amarguras
    de nuestra situación.

    Fui creciendo a la bartola
    y en mis años juveniles
    agarré por el camino
    que mejor me pareció,
    me codié con milongueras
    me acodé con copetines
    y el mejor de mis amigos
    cuando pudo me vendió.

    Engreído me hice el guapo
    y me encerraron entre rejas
    y de preso ni un amigo
    me ha venido a visitar
    sólo el rostro demacrado
    y adorado de mi vieja
    se aplastó contra las rejas
    para poderme besar.
    ~
    Por eso compañeros
    con tantos desengaños
    no me convence nadie
    con frases de amistad
    y hoy vivo con mi madre
    quiero endulzar sus años
    y quiero hacer dichosa
    su noble ancianidad.

    Me siento tan alegre junto,
    junto a mi madrecita
    que es el mejor cariño
    que tiene el corazón
    ese si que es un cariño
    que nadie me lo quita
    cariño que no engaña
    ni sabe de traición

    A usted amigo que es tan joven
    le daré un consejo de oro
    deje farras y milongas
    que jamás le han de pesar
    cuide mucho a su viejita
    que la madre es un tesoro
    un tesoro que al perderlo
    otro igual no encontrará

    Y no haga como aquellos
    que se gastan en placeres
    y se olvidan de la madre
    ni le importa su dolor
    que la matan a disgusto
    y recien cuando se muere,
    se arrepienten y le lloran,
    no comprenden su valor...
   
    ¡Su valor...! 

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