Me estoy haciendo un corazón con el alma de papel,
con la chorra tiesa y en los ojos dos cerezas. Que no le tiembla la voz, que no entiende del amor, miente más que habla y no tiene razón.
Para mí, para mí, para mí, para mí que no me deja dormir porque me recuerda a mí. Aunque tire lejos
los recuerdos, los espejos. Y a patadas romperé
todo lo que quede de él, mañana si amanezco,
mañana si amanezco.
Me estoy haciendo un corazón que siempre te dice que no, que se vuelve cera si no miras, si no esperas. Que cuando le pega el sol, sabe que no existe un dios más canalla que no habita en su interior.
Para mí, para mí, para mí, para mí que no me deja dormir porque me recuerda a mí. Aunque tire lejos
los recuerdos, los espejos. Y a patadas romperé
todo lo que quede de él, mañana si amanezco,
mañana si amanezco.
Y es igual que un perro cuando se ve acorralado y tira a morder. Como una piedra según le de, como un alambre, como un cincel. Y a correr si se te ve
que quieres coger, los tres colchones de su pared
que sólo a mí me deja barrer. Me deja esconder, me deja comer.
Que no me deja dormir porque me recuerda a mí, aunque tire lejos los recuerdos, los espejos.
Y a patadas romperé todo lo que quede de él
que ha nacido para ser... Para mí, para mí,
para mí, para mí. Para mí, para mí, para mí.
Y lo guardo donde guardo los muñecos rotos, y lo encierro para ser tan libre como todos son.