Tengo recuerdos de niña...
recuerdo a Doña Pudor.
Recuerdo que se tapaba el cuerpo
de los pies hasta el cuello
con recatación.
Tenía la sonrisa podrida
porque nunca la usó,
por eso las cosas de su boca
salían apestosas
llenas de rencor.
Eso sí ella era muy decente
porque nunca se enamoró
pero en sus noches calientes
cómo se arrepintió...