Hoy escribes explicando de una vez que alguien ha ocupado mi papel. Nunca lo quise ver. Hoy las cosas que quedaron por decir se escudan a kilómetros de ti, ya no son para mí. Ni siquiera te puedo odiar, solamente puedo recordar.
Y ahora tengo sobre mí el peso de una nube de color gris, que sabe cuándo pienso en ti, y llora cada vez que no estoy felíz.
Pensando voy andando sin parar, andando voy pensando en avanzar, y no puedo llorar.
Bien, supongo que tendré que acostumbrar
mi vida a vivir sin su mitad, solita una vez más. Ni siquiera te puedo odiar, solamente puedo recordar.
Y ahora tengo sobre mí el peso de una nube de color gris, que sabe cuándo pienso en ti,
y llora cada vez que no estoy felíz.