Olvidarte es más difícil
que encontrarse al sol de noche.
Que entender a los políticos
o comprar la Torre Eiffel.
Más difícil que fumarse un habano
en American Airlines.
Más difícil que una flor plástica marchita.
Olvidarte es más difícil
que una flaca en un Botero.
Que encontrarse a un gato verde
o a un cubano sin sabor.
Más difícil que Lady Di
en la estación del metro.
Olvidarte, es tan difícil olvidarte...
Olvidarte, olvidarte.
Es querer jalarle el pelo a una botella.
Es creer que la memoria
es un cassette para borrar.
Olvidarte es recordar que es imposible.
Olvidarte, olvidarte.
Incluso es más difícil que aguantarte.
Si extraño tu neurosis
y tus celos sin razón,
cómo no extrañar tu cuerpo en mi colchón.
Olvidarte es un intento
que no lo deseo tanto,
porque tanto es que lo intento
que me acuerdo mucho más.
Y he llegado a sospechar
que mi afán de no acordarme,
es lo que me tiene enfermo de recuerdos.
Olvidarte es lo que espero
para reanudar mi vida,
harto de seguir soñando
con la posibilidad,
de que un día por error,
ço pura curiosidad;
le preguntes a un amigo por mis huesos...
Olvidarte, olvidarte...
Es querer jalarle el pelo a una botella.
Es creer que la memoria
es un cassette para borrar.
Olvidarte es recordar que es imposible.
Olvidarte, olvidarte.
Incluso es más difícil que aguantarte.
Si extraño tu neurosis
y tus celos sin razón,
cómo no extrañar tu cuerpo en mi colchón.