Necesito estar en movimiento
ahora que te vuelvo a ver lejos de mí.
Pero no queda ya ningún bar abierto
y los amigos, todos se han ido a dormir.
Y así comienzo a novelar
la historia de lo que será
cuando las cosas vayan a peor.
Y yo me veo casi igual que ahora
que no tengo nada
salvo la certeza del dolor.
O me sorprenderé gritando un día:
-Puedes seguir con tu vida
que yo con la mía, si me dejan, seguiré.-
Bien, todo sucedió según lo planeado
y ya luzco en mi antebrazo una purpúrea cicatriz,
y aún persiste en mí el deseo insano.
Nadie llega tan lejos si no es para seguir.
Pero si por casualidad
oigo que estás en la ciudad
y alguien nos presenta alguna vez,
entonces no daré a entender lo que es cierto:
yo aún te quiero
y nunca te he dejado de querer.
O me sorprenderé gritando un día:
-Puedes seguir con tu vida
que yo con la mía, si me dejan, seguiré.-
O me sorprenderé gritando un día:
-¡Ya valió la tontería!-
Y con mi vida, si usted me deja, seguiré.